El presidente Donald Trump ordenó intensificar las deportaciones de migrantes en las principales ciudades de Estados Unidos, en respuesta a protestas y desafíos judiciales, mientras su administración intenta mitigar el impacto económico de esta política en sectores clave de la fuerza laboral.
A través de un mensaje publicado el domingo, Trump instruyó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a realizar “el mayor Programa de Deportación Masiva de la Historia”, enfocado especialmente en ciudades como Los Ángeles, Chicago y Nueva York, donde reside un alto número de migrantes.
La medida ocurre una semana después de que el propio presidente reconociera que las deportaciones han afectado a comunidades rurales, particularmente en sectores como la agricultura y la hotelería. En ese contexto, anunció que se elaborarán ajustes de política para proteger a trabajadores en esas industrias, atendiendo a las preocupaciones de empresarios por la pérdida de mano de obra.
Durante el fin de semana, se registraron protestas masivas en Los Ángeles debido a las redadas migratorias. La situación se agravó con el despliegue de tropas de la Guardia Nacional y hasta 700 infantes de marina en la ciudad, decisión rechazada por el alcalde local y el gobernador de California, Gavin Newsom.
El gobernador demandó a la administración Trump, argumentando que el uso de tropas excedía su autoridad. Aunque un tribunal inferior dictó una orden para limitar su despliegue, el caso está siendo revisado por un tribunal federal de apelaciones.
Las movilizaciones contra las deportaciones y el despliegue militar se extendieron a cientos de ciudades en EE.UU., donde manifestantes denunciaron un giro autoritario en la política migratoria del presidente.
