En los últimos días la atención de la industria marítima se ha posado sobre Perú. Esto, porque en Chancay, una ciudad ubicada a 80 kilómetros de Lima, se inauguró la semana pasada un megapuerto construido por la empresa estatal china Cosco Shipping Ports. La estructura es una de las más grandes y modernas del Pacífico Sudamericano y tiene conexión directa con Shanghai.

El hito fue de tal importancia que fue el propio presidente del país asiático, Xi Jinping, quien dio el vamos al inicio de las operaciones, junto a la mandataria del vecino país, Dina Boluarte. Todo esto, en medio de la cumbre de la Apec, lo que contribuyó aún más a que la noticia de la inauguración se esparciera por el mundo.

“De Chancay a Shanghai”, dice el eslogan con el que se publicitó la inauguración del puerto, cuya potencia puede comprenderse al revisar algunas de sus características: una reducción de los tiempos de exportación de 40 a entre 21 y 23 días, una superficie de 141 hectáreas, la capacidad para recibir buques de hasta 24.000 contenedores, 15 muelles, grúas especializadas, vehículos autónomos y el completo funcionamiento por medio de energía eléctrica.

“Nuestro objetivo es convertirnos en el Singapur de América Latina”, dijo a la agencia AFP el ministro de Transporte, Raúl Pérez, en una visita a las obras, previo a la inauguración. “Tendremos rutas directas a Asia, en particular a China, lo que reducirá en 10, 15 e incluso 20 días, dependiendo de la ruta, lo que hoy se hace”, indicó también.

No obstante la indiscutible capacidad que tendrá el megapuerto, hay quienes han deslizado críticas a cómo Perú logró que se concretara tal inversión. Esto, considerando la influencia que China tendrá sobre el sector costero de ese país y la posibilidad de que las exportaciones a naciones como Estados Unidos sean altamente gravadas. Así, de hecho, lo han comenzado a manifestar las nuevas autoridades de ese país.

“Cualquier producto que pase por Chancay o cualquier puerto de propiedad o control chino en la región debería estar sujeto a un arancel del 60%, como si el producto fuera de China”, señaló Mauricio Claver-Carone, un veterano asesor de Donald Trump.

Desde Chile, por su puesto, también han comenzado a surgir preguntas y a delinearse algunos escenarios. Primero, entre los protagonistas de la industria y los expertos coinciden: Chile sigue estando en perfectas condiciones en materia portuaria. Aunque advierten, como segundo elemento, que lo que urge es modernizar y aumentar la productividad.

Asimismo, existe conciencia de que se tendrá que evaluar qué tipo de estrategia se buscará en caso de que se quieran ampliar o modernizar puertos, aunque la mirada apunta a tener negocios con todos. Por último, hay quienes ponen el énfasis en el hecho de que el país debe comenzar a “decidir” y a facilitar la posibilidad de que los proyectos se concreten.

Chile sigue en buena posición, aunque amenazado

Daniel Fernández, presidente de la Cámara Marítima y Portuaria de Chile (Camport), puso paños fríos sobre aquellos presagios pesimistas para Chile en esta materia, por la inauguración en Chancay. “Ellos están inaugurando un terminal de capacidad de un millón de contenedores. De aquí a seis meses más va a ser un millón y medio. Y quieren triplicar esa capacidad de transferencia en unos 4 o 5 años”, explicó en T13 Radio.

Sin embargo, puso sobre la mesa las cifras de Valparaíso y San Antonio, que por ahora son ampliamente superiores. “Tienen una capacidad de 3,8 millones”, recordó. Aseveró asimismo que “tampoco es que (Chancay) duplique o triplique el sistema portuario nacional” y que “la capacidad que tiene el sistema portuario hoy día es suficiente”.

No todos quienes han estudiado el tema, en todo caso, coinciden con la postura de Fernández. Felipe Ulloa, experto en Transporte y Logística y exconsultor de la Cepal, enciende las alarmas. “Si Chile quiere mantener una posición de liderazgo en la región debe construir un puerto a gran escala cuanto antes y competirle a Chancay”, señala.

Agrega, a eso, que “asociado a ese puerto gran escala que Chile debe construir, debe ofrecerle a la región latinoamericana este hub con los tratados de comercio que Chile tiene con los distintos países y potencias del mundo”.

Urge más eficiencia y modernidad

Una de las principales críticas que se hace desde los sectores involucrados en la industria es que, si bien Chile está bien posicionado en términos portuarios, hay un desafío pendiente: avanzar en eficiencia y modernidad.

“Chile tiene buenos puertos, pero su productividad no es la mejor. Hace unos años, se evaluó y no aparecíamos bien posicionados en materia de productividad por terminal portuario”, asegura Felipe Ulloa.

El experto en Transporte y Logística agrega que esto no es una cuestión menor, considerando que otros países del Pacífico, incluidos Perú y Colombia, están invirtiendo en grandes proyectos portuarios. “Lo que le queda a Chile es aumentar la eficiencia, y esto pasa por digitalizar los procesos, incorporar nuevas tecnologías y capacitar al personal portuario”, detalla.

Daniel Fernández también coincide con este diagnóstico. El líder de Camport destaca que se debe “mejorar la eficiencia en los procesos portuarios, tanto en el lado de las operaciones como en el transporte hacia y desde los puertos”.

EE.UU., China o neutralidad

Otro de los escenarios que genera debate es cómo manejar las relaciones internacionales en este contexto. China ha mostrado ser un actor crucial en inversiones portuarias y logísticas, como lo demuestra el caso de Chancay, y ya ha manifestado interés en proyectos en Chile. Sin embargo, Estados Unidos también ha estado evaluando alternativas para contrarrestar la influencia asiática en la región.

Recientemente, se reveló que inversionistas estadounidenses están interesados en el proyecto del Puerto Exterior de San Antonio, considerado clave para el desarrollo logístico chileno. El canciller Alberto van Klaveren declaró que esta posibilidad es bienvenida y que la llegada de inversores es crucial para modernizar la infraestructura nacional.

Sobre esto, Ulloa opina que “Chile debe seguir una política de neutralidad, pero pragmática. Es decir, hay que negociar y aceptar inversiones tanto de China como de Estados Unidos y de cualquier otro país que permita fortalecer nuestra competitividad logística”.

En cambio, otros expertos alertan sobre el riesgo de depender en exceso de un único socio estratégico, señalando que diversificar relaciones puede otorgar mayor seguridad y autonomía en decisiones clave.

No desperdiciar más oportunidades

Finalmente, un punto que resuena en la discusión es la urgencia de acelerar procesos y evitar que los proyectos queden estancados. El caso del Puerto Exterior de San Antonio es un ejemplo recurrente de las demoras en la ejecución de iniciativas clave.

El economista y especialista en comercio internacional Ricardo Lagos Schuffeneger advierte que Chile no puede seguir desperdiciando oportunidades. “El puerto exterior de San Antonio lleva años en trámites y consultas. Si no se acelera el ritmo, corremos el riesgo de quedarnos rezagados frente a iniciativas como Chancay”, señala.

La conclusión de muchos actores es clara: Chile debe actuar con visión estratégica y pragmatismo. Esto significa no solo seguir desarrollando proyectos portuarios a gran escala, sino también garantizar que las decisiones se tomen con rapidez, eficiencia y en línea con las tendencias globales.

El megapuerto de Chancay no solo es un desafío, sino también un llamado de atención. Chile tiene el potencial para mantenerse como líder portuario en la región, pero debe enfrentar este escenario con acciones concretas que refuercen su competitividad y posicionamiento en el escenario global.

Fuente: https://www.emol.com/noticias/Economia/2024/11/20/1148962/chile-claves-puerto-chancay.html